Esta Luna Nueva en Escorpio viene cargada de movimientos intensos y reveladores. Todo el cielo se alinea para que veas —sin excusas— qué parte tuya necesita morir simbólicamente y cuál está lista para renacer con más potencia.
Los días previos se sienten como una antesala eléctrica. Mercurio vuelve a Escorpio, deja atrás la dispersión de Sagitario y afina la mente: pensamientos más profundos, percepciones más crudas, intuiciones que no podés ignorar. La oposición a Urano trae un sacudón mental: revelaciones, decisiones súbitas, verdades internas que explotan sin pedir permiso. Y, al mismo tiempo, el trígono con Neptuno abre sensibilidad extrema: sueños lúcidos, señales, inspiración.
El 20 llega el portal: Luna Nueva en 28° de Escorpio acompañada por Sol conjunción Mercurio. Todo se vuelve claro. Tus emociones y tu mente se alinean un instante, lo suficiente para entender qué querés, qué no más y qué merece un cierre definitivo. Esta lunación no es suave: es precisa. No te pide positivismo. Te pide honestidad emocional y coraje.
El clima sigue movido: Urano y Neptuno dialogan, revelando ideas disruptivas con propósito espiritual. Y al día siguiente, el Sol se enfrenta a Urano: imprevistos, liberaciones, movimientos inesperados. Lo que estaba estancado se destraba. Lo que no querías ver… aparece. El trígono del Sol a Neptuno suaviza: lo que duele encuentra sentido. Lo que cambia encuentra dirección.
Cerrando la secuencia, Mercurio se une a Lilith. Surge el pensamiento tabú, el deseo real, la necesidad de hablar lo que guardaste. Recuperación de poder personal. Límites. Verdad interna que pide lugar.
Esta Luna Nueva te pide:
– Dejar de postergar decisiones.
– Cortar vínculos, hábitos o historias sin vida.
– Escuchar tu instinto sin anestesia.
– Crear desde un deseo profundo, no desde la costumbre.
Ritual sugerido: escribí qué parte tuya necesita finalizar y qué energía querés activar. Quemalo con intención. Luego meditá para abrir el corazón y registrar la emoción que quiere liberarse.
Esta Luna Nueva no es un inicio suave. Es un renacer quirúrgico.
Una depuración consciente.
Un recordatorio de que tu poder está en lo que te animás a mirar sin bajar la mirada.